Cuando el mundo conoció los efectos de la microcefalia asociada al virus del zika en familias brasileñas, lo hizo principalmente a través de los rostros de Solange Ferreira, de 39 años, y su bebé José Wesley.
En diciembre, poco después de que se descubriera la magnitud de los casos de malformaciones, la madre de Pernambuco, en el noreste de Brasil, conoció al fotógrafo Felipe Dana, de la agencia de noticias Associated Press.
En diciembre, poco después de que se descubriera la magnitud de los casos de malformaciones, la madre de Pernambuco, en el noreste de Brasil, conoció al fotógrafo Felipe Dana, de la agencia de noticias Associated Press.
Desde entonces, Solange se mudó de ciudad para estar más cerca de familiares y dijo que se volvió conocida por las fotos de Dana.
Sin embargo, asegura que aún espera por las sesiones de rehabilitación para su hijo, que ya tiene cuatro meses.
“Lo que yo más quería era que comenzaran de una vez los tratamientos, para que no quede más atrasado de lo que ya está”, dijo la madre angustiada a BBC Brasil.

“Finalmente conseguí decir Wesley sin equivocarme. ¿Te imaginas si también le hubiera puesto un nombre que empezara con la misma letra ‘e’? Menos mal que le puse José”, bromeó.
Solange fue fotografiada por primera vez cuando todavía vivía en Santa Cruz do Capibaribe, en el sertão de Pernambuco. Hace menos de un mes se mudó para Bonito, que queda más cerca de la capital estadual, Recife. El padre de los cuatro hijos de Solange permaneció en otra ciudad.
“Él hace su vida allí y yo hago la mía aquí. De vez en cuando viene a ver a los niños y manda unos 200 reales (unos US$50) “, dijo.
Solange dejó su trabajo como empleada doméstica para cuidar a su hijo y cuenta sólo con los 259 reales (unos US$65) que recibe en el programa de ayuda familiar Bolsa Familia.
“Cuando mis parientes pueden me ayudan. Cuando no tienen, nos arreglamos como podemos. Ante todas las dificultades Dios muestra un camino”.
El bebé “del balde”
En la nueva rutina familiar, los hermanos mayores de José Wesley se turnan en sus intentos de calmar al bebé.
Sin consejos especializados, Solange y sus hijos usan sus propios métodos para estimular al niño, incluyendo música gospel y baños en un balde de agua.
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